Libro en venta: 20€ El Secuestro de Olot / Historia de una injusticia
martes, 16 de julio de 2013
La mierda que hay debajo la alfombra de la justicia...
...es para poner los pelos de punta.
Desde el comienzo de este blog, he denunciado las múltiples chapuzas e irregularidades cometidas y consentidas durante todo el proceso, pero, siempre bajo el respeto y la educación que se debe tener para denunciar los desaguisados y presuntos delitos que cometieron los malos. El Estado mandó detenerme, sin motivo, porque yo jamás he cometido delito alguno, por tanto: todo era una gran farsa ejecutada con el beneplácito de los poderes fácticos y los que mandan es este pais: los corruptos. A las noticias y los hechos me remito.
El Secuestro de Olot hay que analizarlo con amplias miras. Si no has sufrido las heridas de los verdugos, vestidos con uniformes y togas... no se puede, ni tan siquiera, intuir el juego macabro que se taen entre manos. Todo está relacionado, y nada es lo que parece. No buscan culpables, no pretenden hacer justicia y les importa una mierda si las personas detenidas y juzgadas son inocentes o culpables. Solo quieren solucionar delitos para que la plebe (los corderitos), se sientan seguros y protegidos, y eso pasa aquí, en Inglaterra y en la Conchinchina.
A continuación les transcribo un pequeño párrafo de la novela: Muerte Prevista de Peter James, conocido escritor y autor de varios bestsellers.
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Página 131
Una cosa que Grace había aprendido a lo largo de estos años como policía era la importancia que daban los agentes a transmitir a los ciudadanos la sensación de que estaban obteniendo resultados. Desde el punto de vista de intentar conseguir que el pueblo llano se sintiera reconfortado con la policía, Grace tenía la impresión de que los jefes a veces consideraban que era mejor detener a alguien, por inocente que fuera, y al menos demostrar que estaban haciendo algo, que tener que admitir de manera poco convincente ante una sala llena de periodistas preocupados por vender periódicos que no tenían ninguna pista.
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Las historias relacionadas con los temas judiciales y policiales, se repiten en todo el mundo, en todos los países, porque todos funcionan igual... y que triste es para las victimas inocentes, que nos abocan a pasar por un infierno inmerecido e injusto. Malditos seáis hijos de p...
Me tocó a mí, pero os juro que os lo haré pagar con lágrimas, y sufriréis los escarnios públicos de la buena gente.
Os maldigo por siempre jamás.
En mi novela: El Secuestrode de Olot, explico toda la verdad. Gracias a todos.
Enlace: www.elsecuetrodeolot.com
lunes, 1 de julio de 2013
Los que mandan, comen carroña y...
Algunos buitres, que representan al mundo judicial, son unos hijos de p…
El título del libro es:
El Secuestro (letras grandes),
de Olot, (letras pequeñas), porque la historia explica mi propio secuestro y, si la trama no fuera tan real… es para partirse el culo de risa con las farsas que se montan los muchos cerdos que pululan por la escena judicial: pasma y enjuiciadores.
La cruz naranja, de la portada, (que duele al verla), se debe a que todos esos desgraciados, que se dedican a impartir dolor… me crucificaron vivo
Cuando a una persona se la detiene, se la tortura durante tres días, para que revele donde está enterrada la farmacéutica de Olot, luego se la encierra en prisión durante seis meses, y esa persona se tiene que presentar en los juzgados: los días uno y quince de cada mes, durante nueve años, lo procesan tres veces: la primera por secuestro, asesinato (la muerta está, a día de hoy, viva) y tráfico de drogas, luego, le obligan a asistir a un juicio que se alarga durante tres meses, donde le piden veinte años de prisión… y al final, lo declaran inocente… pero, el Tribunal Supremo deniega el error judicial y, resulta que esa persona jamás ha pensado cometer delito alguno, en toda su vida, entonces… hay una injusticia y una historia que contar: El Secuestro de Olot, mi propio secuestro, ejecutado por la escoria que cada día se ejercita aplicando algo que ellos llaman justicia: una puta farsa que dominan a la perfección.
Esta novela es una especie de: manual del inocente para que la gente, de a pie, sepa lo que “no hay que hacer” cuando se detiene a un cándido, un inocente, sin motivo alguno porque, resulta que, jamás se me ha pasado por la cabeza cometer ningún delito, no conozco, a día de hoy, la farmacéutica de Olot, no conozco a los secuestradores confesos, condenados y, para más INRI, cuando me detuvieron hacía dos años que me era imposible contactar con el otro detenido, el bassa, (un mamón mal nacido), que me debía, y me debe, mucho dinero.
Joan Casals
www.elsecuestrodeolot.com
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