Mi libro,
El Secuestro de Olot, es una denuncia, en toda regla, del sistema actual, asentado en las prebendas, la corrupción, y la jeta de unos pocos (o muchos), que campan a sus anchas por el territorio nacional. Si se analiza, detenidamente, toda la información que llega a nuestras vidas... es para explotar.
En las páginas 681 y 682, escribo una parte de un artículo publicado sobre la infanta Cristina y el duque Urgandarin y el cachondeo, casi un año después... sigue.
Hay que negar la evidencia de lo evidente. Constantemente. Porque el pueblo es idiota y no se entera de nada. Piensan ellos. En fin: este pais, o nación, no tiene remedio. Cuando reviente la olla a presión, que reventará, entonces, se van a enterar de lo que vale un peine. Basta yá, coño, basta yá.
Si quieren saber más:
www.elsecuestrodeolot.com
2012 — Marzo. Día 18. Domingo (Noticias de la realeza)
Jugosas incongruencias
Nadie quiere imputar a la infanta por blanqueo
El Supremo y el CGPJ aconsejan penar a los cónyuges
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Si se tiene sentido del humor, pocas cosas son más divertidas que darse cuenta de nuestras propias
incongruencias. Y,si se siente valor, asumirlas. Pues bien, desde que el Monarca,en su discurso de Navidad, recordó que la justicia es igual para todos —y puntualizó aquello de que las personas con
responsabilidades públicas tenemos el deber de observar un comportamiento ejemplar que cuando se producen conductas irregulares que no se ajustan a la legalidad o a la ética, es natural que la sociedad reaccione, y que cualquier actuación censurable deberá ser juzgada y sancionada con arreglo a la
ley— solo pasaron cuatro días hasta que el juez de Palma de Mallorca José Castro imputó a su yerno, Iñaki Urgandarín, por su presunta participación en las irregularidades del Instituto Nóos, del que era presidente.
El duque de Palma aparecía involucrado en un posible fraude a la Administración, malversación de caudales públicos, falsedades documentales y blanqueo de dinero en paraísos fiscales a partir de una trama de sociedades pantalla creadas para enmascarar la salida de fondos del Instituto Nóos, que habría captado unos 17 millones de euros de empresas públicas y privadas.
Su esposa, la infanta Cristina, formaba parte de la junta directiva de Nóos y era propietaria del 50% de Aizoon, la sociedad patrimonial familiar que posee con Urgandarín, una de las que supuestamente se utilizaron de forma instrumental para desviar fondos públicos. Manos Limpias pidió que declarase en calidad
de imputada. La Fiscalía Anticorrupción se ha opuesto a su citación y el juez Castro la ha rechazado por entender que sería estigmatizarla gratuitamente.
Lo curioso, sin embargo, es que parece justo lo contrario de las que ha llegado el Servicio de Formación Continua, de la Escuela Judicial, en un curso sobre la nueva regulación de la corrupción. La nueva normativa sobre blanqueo de dinero facilita, ahora, que el Estado se incaute de los bienes y fondos de los acusados cuando no puedan justificar su origen. Además, se señala que resultaría conveniente que el Código Penal previera expresamente un agravamiento de las penas para aquellos supuestos de no devolución del dinero por parte de los condenados como autores de lavado de dinero. Y en la sexta de las conclusiones se recuerda que la más reciente jurisprudencia del Tribunal Supremo (sentencia del 22 de julio de 2011) hace una interpretación extensiva del delito de blanqueo de capitales hasta el extremo de penar como cómplices a los cónyuges de quienes han acumulado grandes sumas de dinero sin
justificación en breve periodo de tiempo, colaborando con ellos en la constitución y posterior puesta en funcionamiento de las empresas, de las que también eran titulares, sin un especial protagonismo en la comisión del delito.
De una claridad prístina, y deslumbrante.
En el hipotético caso de que Urdangarín fuera encontrado culpable y aunque, como dice el Rey,
la justicia es igual para todos, ninguno de la veintena de jueces y fiscales consultados al respecto creen ni siquiera imaginable que a la infanta Cristina se le vaya a aplicar esa reciente doctrina del Supremo que ahora se predica en la Escuela Judicial.
Una sabrosa incongruencia.
(Final)
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Han imputado al yerno del Rey, Iñaki Urgandarín, por supuesta apropiación de 17 millones. Casi 3.000 millones de pesetas.
Para mi es inocente, hasta que un Tribunal diga lo contrario.
Lo doliente, dramático, consiste en las dos varas de medir que utiliza el Tribunal Supremo para impartir algo parecido a lo que ellos llaman: justicia.
Sin ningún tipo de circunspección o contemplación.
En
fin. Todos a tragar…
Si es condenado, ¿devolverá el dinero? Lo dudo. En España, la impunidad real, está garantizada por ley. (Veinte jueces y fiscales lo avalan). algo de lo que robaron.
(Final)
Cuando un juez actúa con coherencia, y sentido común: lo tachan de narcicista y de querer protagonismo... Manda huevos. Como diría alguien...