martes, 16 de abril de 2013

Fátima Bañez: convencida de que somos gilipollas...


La eterna sonrisa, de los políticos, es un acto de prepotencia y envanecimiento que los ciudadanos deberíamos borrar, de sus rostros: ipso facto. Me parece que ya les llega con el caos que han creado, y crean, para que tengamos que aguantar sus malditas sonrisitas. Creo que ya está bien de regodearse, constantemente, de los sufridos contribuyentes.

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