Estamos en manos de monstruos ineptos, inútiles, malvados, déspotas y no tienen entrañas.
He comenzado mi particular cruzada para desenmascarar, y denunciar, la corruptela en el mundo judicial porque jamás cometí delito alguno y, los monstruos, me tuvieron agarrado por los cataplines durante 11 años.
Este articulo se publicó en el año 1999, y demuestra las chapucerias en la instrucción en el sumario 3/92 del secuestro de Olot.
(Dios, no los perdones, saben muy bien lo que se hacen).
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1 de abril de 1999
El juzgado frustró en 1994 la resolución del caso Olot.
Los jueces se centraron en Casals y Bassa tras desestimar un informe policial que atribuía el secuestro a agentes locales.
El secuestro de Olot pudo resolverse hace cinco años, pero la descoordinación judicial lo impidió. La policía de Girona comunicó formalmente, en noviembre de 1994, al fiscal y al juez las mismas sospechas que ahora han permitido a la Guardia Civil resolver el caso. Los responsables de la investigación desestimaron entonces la pista sobre los municipales implicados en el secuestro de María Àngels Feliu.
El origen de la información es exactamente la misma. Un municipal de Olot desveló a principios de1994 a su jefe que sus compañeros Josep Zambrano, ya fallecido, y Antoni Guirado, le propusieron participar en un secuestro, junto a un amigo de Torelló.
El jefe de la policía local comunicó estos datos a un inspector de Girona al que había conocido unos años antes, en la época en que el Cuerpo Nacional de Policía contaba con comisaría en la capital de la Garrotxa. Los policías aseguran que informaron de las sospechas al juez Santiago Pinsach, quien les respondió que la Guardia Civil llevaba el caso.
Sin embargo, la Brigada de la Policía Judicial de Girona trató de verificar la información. Cuando vimos que el caso tenía color, solicitamos al juez poder seguir adelante, aseguró ayer un alto mando policial. El jefe de la mencionada brigada y un inspector informaron al fiscal jefe de Girona, Carlos Ganzenmüller, de que la pista les parecía muy prometedora. Ganzenmüller rehusó intervenir por existir una causa judicial abierta.
Los dos policías de Girona se desplazaron de nuevo hasta Olot para comunicar formalmente a la juez accidental, Anna Agustí, la información sobre los presuntos autores del secuestro. La juez les informó que el titular del juzgado, Antonio Pastor, que reemplazó a Pinsach, se encontraba fuera de Olot haciendo unos cursos e insistió que la investigación correspondía a la Guardia Civil.
Falta de coordinación. Fuentes policiales afirman que los inspectores de Girona llegaron a mostrar a los jueces un informe sobre sus averiguaciones.
Los instructores del caso les pidieron que avisaran a la Guardia Civil, a lo que éstos se negaron tajantemente por estimar que su obligación consistía en comunicarlo a la autoridad judicial.
El diario El Punt ha informado que tanto el fiscal Ganzenmüller, como el juez Pinsach, sustituido el 6 de abril de 1994 por Pastor, estuvieron siempre al corriente de la implicación de policías locales, y no quisieron estirar del hilo, según el rotativo. Pinsach se ha negado a comentar este extremo. Ganzenmüller ha subrayado que no podía abrir una investigación paralela a la del juzgado porque se lo prohíbe el estatuto del Ministerio Fiscal.
La información no llegó a la Guardia Civil, que había interrogado ya a Antoni Guirado a raíz de la denuncia que el 4 de diciembre de 1992, sólo 14 días después del secuestro, efectuó una vecina de Olot. La mujer aseguró haber observado a Guirado vigilando a la farmacéutica. Para los investigadores, esa denuncia adquirió mayor relevancia hace tan sólo unas semanas, al tener noticias de las gestiones en el cuartelillo municipal para tratar de reclutar a secuestradores. Al menos dos jueces, de los cuatro que han instruido la causa, lo supieron, al parecer, hace cinco años. En cambio, centraron sus investigaciones en los procesados Joan Casals y Xavier Bassa, cuya implicación es de una preocupante fragilidad. (Final)
El origen de la información es exactamente la misma. Un municipal de Olot desveló a principios de
El jefe de la policía local comunicó estos datos a un inspector de Girona al que había conocido unos años antes, en la época en que el Cuerpo Nacional de Policía contaba con comisaría en la capital de la Garrotxa. Los policías aseguran que informaron de las sospechas al juez Santiago Pinsach, quien les respondió que la Guardia Civil llevaba el caso.
Sin embargo, la Brigada de la Policía Judicial de Girona trató de verificar la información. Cuando vimos que el caso tenía color, solicitamos al juez poder seguir adelante, aseguró ayer un alto mando policial. El jefe de la mencionada brigada y un inspector informaron al fiscal jefe de Girona, Carlos Ganzenmüller, de que la pista les parecía muy prometedora. Ganzenmüller rehusó intervenir por existir una causa judicial abierta.
Los dos policías de Girona se desplazaron de nuevo hasta Olot para comunicar formalmente a la juez accidental, Anna Agustí, la información sobre los presuntos autores del secuestro. La juez les informó que el titular del juzgado, Antonio Pastor, que reemplazó a Pinsach, se encontraba fuera de Olot haciendo unos cursos e insistió que la investigación correspondía a la Guardia Civil.
Falta de coordinación. Fuentes policiales afirman que los inspectores de Girona llegaron a mostrar a los jueces un informe sobre sus averiguaciones.
Los instructores del caso les pidieron que avisaran a la Guardia Civil, a lo que éstos se negaron tajantemente por estimar que su obligación consistía en comunicarlo a la autoridad judicial.
El diario El Punt ha informado que tanto el fiscal Ganzenmüller, como el juez Pinsach, sustituido el 6 de abril de 1994 por Pastor, estuvieron siempre al corriente de la implicación de policías locales, y no quisieron estirar del hilo, según el rotativo. Pinsach se ha negado a comentar este extremo. Ganzenmüller ha subrayado que no podía abrir una investigación paralela a la del juzgado porque se lo prohíbe el estatuto del Ministerio Fiscal.
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Si quieren comprar el libro: www.elsecuestrodeolot.com
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